Los Incentivos de la Gran Empresa
Tenemos dos empresas con presencia en bolsa que se dedican a lo mismo y con aproximadamente el mismo tamaño, pero ambas actúan de manera muy distinta para desarrollar y entregar su producto al consumidor final. Para ilustrar el caso, denominaré A a la empresa que prefiere contaminar en vez de invertir en un tratamiento de sus residuos, que exprime al extremo a sus proveedores pagándoles 90 días después, que maltrata a sus trabajadores con escasas condiciones de seguridad en vez de dar las herramientas adecuadas para un buen desempeño de la labor encomendada. Más aún, esta empresa A para mejorar los resultados es capaz de generar un despido masivo para disminuir drásticamente sus costos, en vez de tener claras políticas de remuneraciones y estabilidad laboral. La empresa opuesta la denominaré B, la que por no incurrir en las mismas prácticas de A, obviamente tendrá mayores costos de producción y así, bajo el supuesto de iguales ventas y crecimiento, la utilidad de B será menor.
Dicho lo anterior, la pregunta pasa a ser ¿en cuál de las acciones invertirías tu dinero? Si fríamente te interesa la que entrega mayor utilidad sin importar cómo lo logra, privilegiando tu egoísmo, seguiremos tal cual como estamos hoy. Ahora bien, si tu no eres empleado o proveedor o inversionista de una de estas compañías, mira a tu alrededor y probablemente algún ser querido y/o cercano tuyo lo sea, por tal razón hay que tener claro que si seguimos avalando estas prácticas finalmente es la comunidad en general la que sale perjudicada.
Con estas palabras quiero cambiar el sentido común de los inversionistas. Con estas palabras quiero lograr que el valor de una empresa aumente debido a su buena relación con los stakeholders y se vea motivada a declarar públicamente sus prácticas medio ambientales y las relaciones que mantiene con sus trabajadores y proveedores. Que exista un premio en el valor de la acción para aquellas empresas que lo hagan bien y un castigo implícito para las otras. Para lograrlo se necesita sólo la motivación de muchas personas y unos pequeños cambios legales.
Hoy existe una estrecha relación entre los distintos actores de esta historia, todos somos personas. Encontramos a trabajadores dependientes de una empresa, dueños de la empresa y otras personas que comparten en la sociedad, como por ejemplo los consumidores. Los trabajadores entregan mensualmente parte de su sueldo a una Administradora de Fondos de Pensión (AFP) y algunos de ellos mantienen acciones de empresas como parte de su patrimonio (accionistas minoritarios). Los dueños de las empresas son personas que pueden estar representadas por un grupo económico (accionistas mayoritarios), ser personas comunes y corrientes (accionistas minoritarios) o ser una AFP. Además, alrededor de todo este sistema existe un gran número de personas, quienes cumplen su función como consumidores, clientes de la empresa, clientes de la competencia, etc.
Al mirar de un poco más arriba podemos ver que los trabajadores cotizan en AFP, éstas invierten el dinero en empresas que cotizan en la bolsa (pudiendo ser éstas los lugares de trabajo de los mismos trabajadores-afiliados), la propiedad de las empresas en bolsa está repartida en muchos accionistas siendo la mayoría de ellos trabajadores de distintas industrias y servicios. Visto de esta manera, se podría decir que los trabajadores son también sus empleadores al mantener acciones de la empresa de manera directa o indirecta por medio de las AFP. Con este hecho quiero demostrar lo importante que es la voz de todas las partes involucradas para formar una gran empresa, actuar con propiedad y asumirlo con normalidad. Ahora, ¿cómo es posible realizarlo?
Si logramos cambiar el sentido común en las personas poseedoras de capital para invertir y llevarlos desde el objetivo imperante de buscar maximizar la utilidad a cualquier precio, siendo su mayor prioridad ver que un número publicado en un informe sea lo más grande posible, sin importar lo que pasó para lograr esos indicadores, hasta preferir y valorar la empresa con mejores prácticas, pero no tan espectacular rentabilidad y querer ser parte de ello comprando acciones. Por ejemplo, llegar a decir a la corredora: “… no me compre ninguna acción de empresas que le paguen a 90 días a sus proveedores o que contaminen ríos con sus residuos líquidos industriales”. Oferta y Demanda, si varios compran una acción motivados por sus buenas prácticas, entonces subirá de precio, si varios venden una acción, ésta bajará.
Si logramos cambiar la forma de pensar de los cotizantes de AFP, logrando que sean ellos los que soliciten a estas instituciones una política clara de elección de empresas, ya que exigirán que su dinero sea utilizado para invertir en acciones de empresas que cumplan con los requisitos de transparencia.
Ambas acciones anteriormente expuestas, dependen exclusivamente de las personas.
Cuando un inversionista busca una empresa donde invertir su dinero, fijándose en cosas más allá de la utilidad del último trimestre, como por ejemplo en la calidad del ambiente laboral, felicidad y salud de los trabajadores, en la política de remuneraciones y en una producción limpia; el valor de la acción que es hoy el indicador de éxito de una compañía, debería verse beneficiado o castigado por su desempeño en estas materias.
Si el valor de la acción (que es el valor de la empresa) se empieza a ver afectado considerablemente por los resultados de los indicadores laborales y medio ambientales, hoy inexistentes, se demostrará entonces que los incentivos para la empresa que cotiza en bolsa se han generado. Esto logrará que la alta dirección de las empresas (gerente general y sus colaboradores) fomente el uso de mecanismos de medición para mostrar su relación con todos los trabajadores, la sociedad en general y el medio ambiente, luchando por la transparencia y por cumplir las normas de seguridad laboral y medio ambiental.
¿Cómo lograrlo?
Primero, educación. Si se desarrolla una gran masa de personas concientes de la ayuda y bienestar que un cambio así generaría, la práctica daría buenos resultados. Un gran movimiento social, una fuerte estrategia comunicacional para que todo el mundo se entere, cambiar la mentalidad de las personas que compran y venden acciones habitualmente y presionar para cambiar las reglas de las AFP que se vean obligadas por los cotizantes a privilegiar empresas transparentes y puras, evitando las que generan malas prácticas. Quizás en un futuro las propias AFP publiciten sus políticas de inversión para captar a los cotizantes socialmente responsables.
Segundo, Desarrollo de Indicadores Standard, que son los cambios legales pertinentes, los que debiesen estar liderados por la Superintedencia de Valores y Seguros, ya que esta información corresponde agregarla a la FECU para que sea obligatoria y se realice el ejercicio. Incluso podrían surgir empresas que realicen continuos análisis para asignar mensualmente un indicador a las empresas, como hoy lo hacen las clasificadoras de riesgo crediticio con sus letras: AA+ o AB, que son publicados abiertamente en los diarios, de hecho estas publicaciones son noticia. Terminaríamos esperando los resultados de los indicadores de “cuidado del medio ambiente”, “salud del trabajador” o “responsabilidad social”, por inventar algunos, en una fecha distinta a la entrega de los resultados trimestrales para ver limpiamente si hay un efecto en el valor de la acción y sus transacciones. Actualmente, cuando se acerca la fecha de publicación de los resultados, se generan movimientos de compra y venta de acciones.
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Javier
1 Comments:
Este tema vuelve a mi cabeza a menudo....
Con el objetivo de evitar especulaciones finnacieras por parte de fondos y inescrupolosos traders que buscan simplemente hacer una pasada de corto plazo....
y si se elimina la bolsa?
o las compañias se vuelven privadas nuevamente en vez de transarse publicamente?
se reduciría con estas medidas la presión sobre la administración por mostrar un buen resultado trimestral para "el mercado"?
6/04/2008 4:25 PM
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